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Salud articular

Solo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena. Es un dicho popular que podemos aplicarlo perfectamente a la salud en general y particularmente a nuestra salud articular.

El sistema se deteriora por vejez y por el mal uso que de él hacemos cuando vamos al gimnasio a entrenar... y no sabemos entrenar.

En el gimnasio prestamos gran atención al trabajo muscular y solo somos conscientes de un problema articular cuando nos molesta o duele, viendo reducida nuestra movilidad y por consiguiente toda nuestra actividad física.


Problemas articulares mas comunes

Los problemas articulares son variados, pero tienen varios puntos en común.

Los mas comunes y que a todos nos suenan son: la artritis y la artrosis. La mayoría de las personas las confunde porque no sabe la diferencia entre ellas. Bueno, con este artículo vamos a arrojar un poco de luz sobre este tema.


Artritis

La artritis es la inflamación de las articulaciones, que duelen, se hinchan y están calientes al tacto.

Afecta de forma permanente a las cápsulas articulares, los ligamentos y las cabezas óseas con los cartílagos que la recubren, produciendo no sólo deformaciones de las articulaciones, sino que a lo largo del tiempo incluso causan la soldadura de las cabezas óseas (anquilosis).

Se puede presentar en las pequeñas articulaciones (huesos de las manos y de los pies), en las grandes (rodilla, codo, hombro, etc.), en las articulaciones vertebrales, que pueden causar espondilitis anquilosante (toda la columna vertebral se hace parcialmente rígida), y también puede afectar a las articulaciones de los hombros y de las caderas.

A causa de todo lo anterior es evidente la pérdida de movilidad que conlleva, teniendo a veces consecuencias graves llegando a impedir la vida normal de la persona afectada.

La artrosis tiene numerosas variedades clínicas, de ninguna de las cuales -según la Medicina actual- se conoce su origen.

Las mujeres se ven afectadas con más facilidad que los hombres.. La mayor parte de los casos se inicia entre los veinte y los cuarenta y cinco años, pero puede darse también incluso a los sesenta años o en la infancia. Es bastante habitual que las grandes crisis, y ya de manera más continuada, comiencen a manifestarse alrededor de los 40 años.

La artritis comienza de manera lenta pero progresiva, con periodos de remisión o de reagudización. Empieza a manifestarse con astenia, disminución de la fuerza muscular (adinamia), adelgazamiento (puede existir una pérdida del 10% al 20% de peso), palidez, y, a veces, febrícula persistente. Y continúa su desarrolo causando la incapacidad de movimientos, la tumefacción y dolor;

En un porcentaje de los casos pueden atenuarse los procesos inflamatorios, incluso pueden llegar a remitir totalmente, casi siempre por cambios alimenticios llevados a cabo por la propia persona afectada. Si bien es cierto que las deformaciones de las articulaciones afectadas permanecen de manera irreversible haciendo necesaria la cirugía como única solución.


Artrosis

La Artrosis es la degeneración progresiva y crónica de las articulaciones, que se caracteriza por la destrucción del cartílago que recubre las superficies óseas.

Es más frecuente entre personas de edad avanzada, pero también se presenta de forma prematura en personas con enfermedades genéticas que afectan al tejido conectivo.

En España la padece hasta un 16% de la población entre 20 y 30 años, de los que tres cuartas partes son mujeres., pero es mucho más frecuente entre la población mayor de 70 años sin que, a partir de los 50, se encuentren diferencias de sexo.

Origina dolor, rigidez e incapacidad funcional, pero, el dolor sólo aparece cuando el hueso queda desnudo o la membrana sinovial reacciona. Con el tiempo, la Artrosis casi siempre evoluciona hacia un agravamiento, normalmente, a una incapacidad creciente que puede originar una importante invalidez.

Habitualmente se localiza en la cadera, la rodilla, la columna cervical y lumbar, articulaciones del hombro y de los dedos de las manos, la articulación de la raíz del pulgar y la articulación del comienzo del dedo gordo del pie.

No parece que la herencia tenga apenas influencia en la artrosis, pero sí parece tenerla las hormonas estrogénicas, la edad y diversos hábitos y factores medioambientales, que terminan produciendo un desequilibrio del mecanismo de regeneracción y degeneración del cartílago.

Según se creía hasta hace poco, el desgaste por sobreuso era la principal causa de la artrosis, pero en realidad no es cierto. El desgaste se produce por el uso normal de una estructura ya deteriorada. Lo que llama la atención es que la prevalencia de la artrosis se ha disparado en las últimas décadas.

Y debemos atender a los sospechosos habituales para explicar el aumento de esta enfermedad: sobrepeso, sedentarismo, inflamación, déficit de ciertos nutrientes, calzado inadecuado, malas posturas, etc.

El tratamiento farmacológico ha sido siempre sintomático, centrado siempre en erradicar en lo posible el dolor y demás molestias asociadas mediante la administración de analgésicos, antiinflamatorios e infiltraciones de corticoides o ácido hialurónico, si bien, éste no parece demostrar eficacia en la rodilla y la cadera.

Hoy en día sabemos que los tendones y el cartílago reciben poco riego sanguíneo, limitando su capacidad de regeneración. Por este motivo las lesiones articulares tardan más en curar que las musculares. Pero el cartílago no es un tejido inerte, y puede recuperarse a cualquier edad. Por esto la actividad física bien diseñada por un profesional, como un readaptador físico o un entenador personal, juega un papel muy importante para mantener y recuperar la fuerza muscular y la movilidad articular.


Cómo cuidar nuestras articulaciones


Perder peso si tenemos sobrepeso

Cargar con kilos de más supone un estrés adicional, especialmente para las articulaciones. Perder peso reduce en un alto porcentaje el riesgo de artrosis.

El aumento del riesgo no viene únicamente por exceso de peso, también por inflamación La obesidad eleva la inflamación crónica de bajo grado, y esta inflamación daña el cartílago, elevando el riesgo de artrosis en todas las articulaciones.


Actividad física

Lo que no usas se atrofia, y esto incluye tus articulaciones. La actividad física se relaciona directamente con aumento del volumen de cartílago, no con menos.

El movimiento contra resistencia, ya sea una cinta elástica, una mancuerna o la gravedad, fortalece los músculos y los huesos, previniendo la degeneración articular.

Por ejemplo, cuádriceps débiles se asocian con más riesgo de pérdida de cartílago y la consiguiente artrosis en las rodillas. Mejorar tu movilidad general reducirá también el daño articular, porque el movimiento libera además lubricina en el líquido sinovial, una proteína lubricante que protege el cartílago.

La actividad física no solo previene los problemas articulares, sino que ayuda en la rehabilitación y posterior readaptacióon, reduciendo también el dolor. De hecho el ejercicio es, con diferencia, el tratamiento con más evidencia y éxito a la hora de ayudar y prevenir la artrosis.


Buena alimentación

Si padeces de sobrepeso, cualquier cambio de hábitos que te ayude a perderlo reducirá el riesgo. De forma concreta se debe; reducir la inflamación y aportar nutrientes necesarios para tus articulaciones.


Reducir la inflamación

Para evitar o luchar contra la inflamación seguir una dieta correcta es lo más importante, pero ciertos alimentos tienen un poder especial:

Pescados ricos en Omega 3, como el salmón, sardinas o trucha.

Verduras y frutas que nos aporten flavonoides, que nos ayudan a reducir la inflamación, como el kaempferol o las proantocianidinas. Por ejemplo las espinacas, el brócoli, los frutos rojos, manzanas, uvas…

Especias que cuentan con evidencia en la prevención o tratamiento de la artrosis, como la cúrcuma, el ajo, el jengibre...


Nutrientes para las articulaciones

Existen ciertos nutrientes que son especialmente relevantes para nuestra buena salud articular.

Vitamina C

Esta vitamina desempeña un papel importante en la síntesis de colágeno, y es por esto que muchos suplementos de colágeno la incluyen. Pero además, parece mitigar el daño a las células del cartílago y reducir la inflamación, previniendo la artrosis.

Vitamina K2

La vitamina K2, no es menos importante que las demás, aunque menos popular. Se encarga, entre otras funciones, de fijar el calcio a los sitios adecuados, como dientes y huesos, evitando que se deposite en las arterias o forme piedras en los riñones.

Magnesio

Otro nutriente muy importante para la salud de tus articulaciones. Su deficiencia en el organismo puede alterar la estructura del cartílago aumentando el riesgo de artritis.

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