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Hernia de disco. Como la osteopatía te ayuda a mejorar.

Hernia de disco. Como la osteopatía te ayuda a mejorar.

Desde una perspectiva biomecánica, la columna vertebral actúa como un sistema complejo de palancas y amortiguadores. Los discos intervertebrales, esenciales para la flexibilidad y la absorción de impactos, están sometidos a cargas constantes durante las actividades diarias. Factores como la degeneración discal relacionada con la edad, los traumatismos repetitivos, la obesidad y la predisposición genética pueden debilitar el anillo fibroso, lo que facilita la herniación del núcleo pulposo.

Estructura columna vertebral
Estructura de la columna vertebral.

Es importante comprender la anatomía y la biomecánica de la columna vertebral para prevenir y tratar la hernia de disco. Un enfoque integral que incluya ejercicio, ergonomía y, en algunos casos, intervención médica, puede ayudar a mantener la salud de la columna vertebral y prevenir esta afección debilitante.


La hernia de disco, una patología común pero significativamente debilitante, ocurre cuando el núcleo pulposo, la sustancia gelatinosa dentro del disco intervertebral, se desplaza a través de una fisura en el anillo fibroso, la capa externa del disco. Este desplazamiento puede ejercer presión sobre las raíces nerviosas adyacentes, lo que desencadena una cascada de síntomas neurológicos y musculoesqueléticos.


El impacto de la hernia de disco en la calidad de vida es multifacético. El dolor, a menudo descrito como agudo y punzante, puede irradiarse a lo largo del trayecto del nervio afectado, lo que limita la movilidad y la capacidad para realizar tareas cotidianas. La debilidad muscular, el entumecimiento y los hormigueos son síntomas neurológicos comunes que pueden interferir con la función motora y sensorial.


Además de las limitaciones físicas, la hernia de disco puede tener un impacto psicológico significativo. El dolor crónico y la discapacidad pueden provocar ansiedad, depresión y aislamiento social. La incertidumbre sobre el pronóstico y la duración de la recuperación puede generar estrés y afectar la autoestima.

En resumen, la hernia de disco es una afección compleja que requiere un enfoque integral para el diagnóstico y el tratamiento. La comprensión de la biomecánica de la columna vertebral, la fisiopatología de la herniación discal y el impacto multidimensional en la calidad de vida es esencial para brindar una atención eficaz y mejorar los resultados del paciente.


Anatomía y mecánica de la columna vertebral

La columna vertebral, una maravilla de la ingeniería biológica, se compone de 33 vértebras dispuestas en cinco regiones: cervical (7), torácica (12), lumbar (5), sacra (5 fusionadas) y coccígea (4 fusionadas). Cada vértebra típica consta de un cuerpo vertebral, un arco vertebral y procesos articulares, transversos y espinosos.


  • Cuerpo vertebral: La porción principal y más grande de la vértebra, diseñada para soportar peso.


  • Arco vertebral: Forma el canal vertebral que protege la médula espinal.


  • Procesos: Proyecciones óseas que sirven como puntos de inserción para músculos y ligamentos.


La columna vertebral funciona como un sistema biomecánico complejo, que permite una amplia gama de movimientos mientras protege la médula espinal. La biomecánica de la columna vertebral se basa en las siguientes funciones principales:

Estructura de un disco vertebral.
Estructura de disco vertebral.

  • Soporte de carga: La columna vertebral soporta el peso del cuerpo y lo distribuye a través de los discos intervertebrales y las vértebras.


  • Movilidad: Las articulaciones intervertebrales, junto con los discos intervertebrales, permiten movimientos como flexión, extensión, rotación y flexión lateral.


  • Protección de la médula espinal: El canal vertebral protege la delicada médula espinal y las raíces nerviosas.


Entre cada par de cuerpos vertebrales, desde la C2 hasta el sacro, se encuentran los discos intervertebrales. Estas estructuras fibrocartilaginosas son cruciales para la flexibilidad y la amortiguación de la columna vertebral. Cada disco consta de:


  • Núcleo pulposo: Una sustancia gelatinosa central, rica en agua y proteoglicanos, que actúa como un amortiguador hidráulico.


  • Anillo fibroso: Capas concéntricas de fibras de colágeno que rodean el núcleo pulposo, proporcionando resistencia y estabilidad.


Los discos intervertebrales desempeñan un papel fundamental en la biomecánica de la columna vertebral:


  • Amortiguación: El núcleo pulposo actúa como un amortiguador, distribuyendo las fuerzas de compresión durante el movimiento y la carga.


  • Movilidad: Los discos intervertebrales permiten el movimiento entre las vértebras, actuando como pivotes.


La hernia de disco

La hernia de disco ocurre cuando el núcleo pulposo se desplaza a través de una fisura en el anillo fibroso. Esto puede ocurrir debido a:


Degeneración discal

La degeneración discal, un proceso natural asociado al envejecimiento, desempeña un papel crucial en la predisposición a la hernia de disco. A medida que envejecemos, los discos intervertebrales experimentan una serie de cambios estructurales y bioquímicos que los hacen más vulnerables a la herniación.


En primer lugar, la degeneración discal provoca una disminución en el contenido de agua y proteoglicanos del núcleo pulposo. Esta deshidratación reduce la capacidad del núcleo pulposo para absorber impactos y distribuir la carga de manera uniforme, lo que aumenta la presión sobre el anillo fibroso.


En segundo lugar, la degeneración discal debilita y agrieta el anillo fibroso, la capa externa del disco. Estas fisuras proporcionan puntos de debilidad a través de los cuales el núcleo pulposo puede herniarse.


En tercer lugar, la degeneración discal puede alterar la biomecánica de la columna vertebral, lo que aumenta la tensión en los discos intervertebrales y facilita la herniación.


Traumatismos

Los traumatismos, tanto agudos como crónicos, pueden desempeñar un papel significativo en el desarrollo de la hernia de disco. Su influencia se manifiesta de diversas maneras, dependiendo de la naturaleza y la magnitud del impacto. Cuando el núcleo pulposo herniado comprime una raíz nerviosa, puede causar dolor, entumecimiento, hormigueo y debilidad en la zona inervada por ese nervio.


Traumatismos agudos

Lesión en gimnasio.
Lesionarse en el gimnasio es de lo más común.
  • Lesiones repentinas: Caídas, accidentes automovilísticos o golpes directos en la espalda pueden generar fuerzas excesivas sobre la columna vertebral. Estas fuerzas pueden provocar la ruptura del anillo fibroso, permitiendo que el núcleo pulposo se desplace y comprima las raíces nerviosas.


  • Levantamiento de objetos pesados: Realizar esfuerzos bruscos al levantar cargas, especialmente con una mala técnica, puede someter a los discos intervertebrales a una presión extrema. Este estrés repentino puede causar la herniación del disco, especialmente si ya existe una degeneración discal previa.


Traumatismos crónicos


  • Microtraumatismos repetitivos: Actividades laborales o deportivas que implican movimientos repetitivos o vibraciones constantes pueden causar daños acumulativos en los discos intervertebrales. Estos microtraumatismos debilitan gradualmente el anillo fibroso, predisponiendo a la herniación.


  • Mala postura: Mantener posturas incorrectas durante largos períodos, ya sea sentado o de pie, puede generar una carga desigual sobre la columna vertebral. Esta carga crónica puede dañar los discos intervertebrales y aumentar el riesgo de hernia.


  • Carga excesiva: Levantar objetos pesados o mantener posturas incorrectas puede ejercer presión sobre los discos.

 

Tipos de hernia de disco.

La hernia de disco se presenta en diversas formas, cada una con características y síntomas distintivos. La clasificación de las hernias de disco se basa principalmente en la ubicación de la hernia y el grado de desplazamiento del material discal. Es importante destacar que la gravedad de los síntomas no siempre se correlaciona con el tamaño de la hernia. Incluso una pequeña hernia puede causar dolor intenso si comprime una raíz nerviosa sensible.


Según la ubicación

Hernia de disco.
Representación de una hernia de disco.
  • Hernia discal cervical: Ocurre en la región del cuello y puede causar dolor que se irradia hacia el brazo, el hombro y la mano. También puede provocar entumecimiento, hormigueo y debilidad en estas áreas.


  • Hernia discal torácica: Se localiza en la parte media de la espalda y es menos común que las hernias cervicales o lumbares. Puede generar dolor en el pecho, la espalda y el abdomen, así como entumecimiento y hormigueo en las costillas.


  • Hernia discal lumbar: Afecta la región baja de la espalda y es la forma más frecuente de hernia de disco. El dolor puede irradiarse hacia la pierna, el glúteo y el pie (ciática), y puede acompañarse de entumecimiento, hormigueo y debilidad.


Según el grado de desplazamiento del material discal

  • Protusión discal: El disco se abomba hacia afuera, pero el anillo fibroso permanece intacto. Puede causar dolor local, pero generalmente no comprime las raíces nerviosas.


  • Prolapso discal: El anillo fibroso se rompe y el núcleo pulposo se desplaza hacia el canal vertebral. Puede comprimir las raíces nerviosas y causar dolor radicular.


  • Extrusión discal: El núcleo pulposo se desprende del disco y se desplaza fuera del anillo fibroso. Puede causar una compresión nerviosa significativa y dolor intenso.


  • Secuestro discal: Un fragmento del núcleo pulposo se separa completamente del disco y se desplaza dentro del canal vertebral. Este tipo de hernia puede generar síntomas graves y requerir intervención quirúrgica.


Síntomas

La hernia de disco puede manifestarse a través de una amplia gama de síntomas, cuya intensidad y localización varían según la ubicación y el tamaño de la hernia. Es importante destacar que la presencia y la intensidad de los síntomas pueden variar considerablemente de una persona a otra. Algunas personas con hernias de disco pueden no experimentar ningún síntoma, mientras que otras pueden sufrir un dolor intenso y debilitante.

A continuación, se describen los síntomas más comunes:


Dolor:

  • Dolor radicular: Este es el síntoma más característico de la hernia de disco. Se describe como un dolor agudo, punzante o quemante que se irradia a lo largo del trayecto del nervio afectado. En la hernia lumbar, el dolor puede extenderse desde la parte baja de la espalda hacia la pierna (ciática). En la hernia cervical, el dolor puede irradiarse hacia el brazo y la mano.


  • Dolor local: Además del dolor radicular, la hernia de disco también puede causar dolor local en la zona afectada de la columna vertebral. Este dolor puede ser sordo, constante o intermitente, y puede  empeorar con el movimiento.


Los dolores pueden empeorar con ciertas acciones o gestos como el toser, estornudar, sentarse durante largos periodos de tiempo o realizar movimientos bruscos.

Todos estos síntomas pueden causar rigidez en la columna vertebral limitando el rango de movimiento.


Síntomas neurológicos:

Síntomas neurológicos.
Síntomas neurológico. Perdida de reflejos.
  • Entumecimiento y hormigueo: La compresión de las raíces nerviosas por la hernia de disco puede provocar sensaciones de entumecimiento y hormigueo en la zona inervada por el nervio afectado.


  • Debilidad muscular: En casos más graves, la hernia de disco puede causar debilidad muscular en las extremidades. Esto puede dificultar la realización de actividades cotidianas como caminar, levantar objetos o agarrar cosas.


  • Pérdida de reflejos: La compresión nerviosa también puede afectar los reflejos, disminuyendo o eliminando la respuesta refleja en la zona afectada.


  • Problemas de control de esfínteres: En casos raros, una hernia de disco grande que comprime la médula espinal puede causar problemas de control de la vejiga o los intestinos. Este es un síntoma de emergencia que requiere atención médica inmediata.

 

Hernia de disco y osteopatía: Un enfoque holístico para la salud de la columna vertebral

La osteopatía, una disciplina terapéutica manual, se distingue por su enfoque holístico y su profunda comprensión de la interconexión del cuerpo. Para un osteópata, el cuerpo humano no es una colección de partes aisladas, sino un sistema integrado donde la estructura y la función están intrínsecamente relacionadas.


La osteopatía reconoce que cada parte del cuerpo, desde los músculos y huesos hasta los órganos y sistemas circulatorio y nervioso, está conectada a través de la fascia, una red de tejido conectivo que envuelve y conecta todas las estructuras corporales. Cualquier restricción o disfunción en una parte del cuerpo puede tener repercusiones en otras áreas, incluso en aquellas aparentemente distantes.


Por ejemplo, una tensión en la fascia lumbar puede afectar la movilidad de la pelvis, lo que a su vez puede generar desequilibrios en la columna vertebral y provocar dolor de cuello o de cabeza. Del mismo modo, una disfunción visceral puede causar dolor musculoesquelético o afectar la función de las articulaciones.


La osteopatía postula que el equilibrio estructural es fundamental para la salud y el bienestar. Cuando la estructura del cuerpo está alineada y equilibrada, los sistemas musculoesquelético, nervioso y circulatorio funcionan de manera óptima, lo que permite que el cuerpo se autorregule y se cure a sí mismo.


Sin embargo, las tensiones, los traumatismos, las malas posturas y otros factores pueden alterar el equilibrio estructural, lo que genera disfunciones y dolor. Los osteópatas utilizan técnicas manuales suaves y precisas para identificar y corregir estas disfunciones, restaurando la movilidad y la función de los tejidos y las articulaciones.


El enfoque osteopático no se limita a tratar los síntomas, sino que busca identificar y abordar las causas subyacentes del problema. Los osteópatas consideran al paciente en su totalidad, teniendo en cuenta su historial médico, su estilo de vida y sus factores emocionales y psicosociales.


Al restaurar el equilibrio estructural y mejorar la función del cuerpo, la osteopatía promueve la salud y el bienestar a largo plazo.


Osteopatía: en la prevención y tratamiento de la hernia de disco

La osteopatía, con su enfoque integral y personalizado, emerge como un valioso complemento terapéutico en la prevención y tratamiento de la hernia de disco por su capacidad de mejorar la biomecánica, aliviar el dolor y promover la curación. Su importancia radica en la capacidad de abordar la raíz del problema, en lugar de simplemente mitigar los síntomas.


  • Evaluación biomecánica: Los osteópatas realizan evaluaciones exhaustivas para identificar desequilibrios y tensiones en la columna vertebral, la pelvis y otras estructuras relacionadas. Esta evaluación permite detectar factores de riesgo potenciales que podrían predisponer a una hernia de disco.


  • Corrección de disfunciones: Mediante técnicas manuales suaves, los osteópatas corrigen disfunciones articulares y musculares, mejorando la alineación y la biomecánica de la columna vertebral. Esto reduce la sobrecarga en los discos intervertebrales y minimiza el riesgo de herniación.


  • Educación postural: Los osteópatas brindan orientación sobre ergonomía y hábitos posturales saludables, capacitando a los pacientes para proteger su columna vertebral en las actividades diarias.


  • Circulación sanguínea y linfática: Mediante técnicas especificas se consigue restaurar o mejorar la circulación sanguínea y linfática, lo que favorece la curación y la regeneración de los tejidos.


  • Reducción del estrés y la tensión muscular: Al liberar la tensión muscular, se disminuye la presión sobre los discos intervertebrales y las raíces nerviosas, aliviando el dolor y mejorando la movilidad

 

Importancia del trabajo multidisciplinar

La complejidad de esta afección, que afecta tanto la estructura musculoesquelética como el sistema nervioso, requiere la colaboración de diversos profesionales de la salud para lograr resultados óptimos a través de un tratamiento eficaz. La colaboración entre osteópatas, médicos, readaptadores y entrenadores físicos, psicólogos y otros profesionales de la salud garantiza un enfoque integral y personalizado que maximiza las posibilidades de recuperación y mejora la calidad de vida del paciente.

Con el trabajo multidisciplinar se se abordan todos los aspectos de la hernia de disco, desde el dolor físico hasta el impacto emocional. Se logra una recuperación más rápida y completa. Y además se proporciona al paciente las herramientas y el conocimiento para mantener la salud de su columna vertebral a largo plazo.


Ejercicio y hernia de disco

Ejercicio estabilizador de espalda.
El ejercicio correcto es muy importante.

El ejercicio juega un papel crucial en este proceso, ya que ayuda a fortalecer los músculos de soporte, mejorar la flexibilidad y restablecer la función normal de la columna vertebral. Sin embargo, es fundamental adaptar los ejercicios a las necesidades individuales de cada persona, teniendo en cuenta la ubicación y la gravedad de la hernia, así como los síntomas presentes. Desde el punto de vista de la readaptación física, los ejercicios propuestos requieren un enfoque muy cuidadoso y progresivo.


Lo ideal es consultar e informar al médico antes de comenzar cualquier programa de ejercicios para que de su visto bueno. Y lógicamente, escucha al cuerpo y detente si el ejercicio provoca o aumenta alguna molestia. Por esto es muy importante ponerse en manos de un profesional del ejercicio; un readaptador o preparador físico con experiencia en la materia sería lo aconsejable.


Principios de la readaptación física:

  • Individualización: El programa de ejercicios debe adaptarse a las necesidades específicas de cada persona, teniendo en cuenta sus síntomas, su historial médico y su nivel de condición física. Es importante tener en cuenta que siempre se ha de realizar la readaptación física de la mano de un profesional cualificado. Por favor; no veas unos vídeos de internet y te pongas por tu cuenta porque te juegas la salud.


  • Progresión gradual: Comenzar con ejercicios de baja intensidad y aumentar gradualmente la dificultad a medida que la tolerancia mejore. Evitar movimientos bruscos o de alto impacto, especialmente durante las primeras etapas de la readaptación.


  • Enfoque en la estabilidad y el control: Priorizar ejercicios que fortalezcan los músculos del núcleo (del centro del cuerpo) y la espalda baja, proporcionando estabilidad a la columna vertebral. Prestar atención a la técnica adecuada para minimizar la tensión en los discos intervertebrales.


  • Flexibilidad y movilidad: Incorporar ejercicios de estiramiento suaves para mejorar la flexibilidad de los músculos de la espalda, las piernas y las caderas. Realizar ejercicios de movilidad articular para mantener la amplitud de movimiento en la columna vertebral.


  • Trabajo de fuerza: La fuerza es lo último que se debe trabajar en la readaptación. Con ejercicios específicos y con supervisión si no se tiene la experiencia necesaria para realizarlos.

 

Espero que esta información os sea útil.

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