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Vértigo

Introducción

La palabra vértigo procede del latín vertere, que significa dar vueltas.

El vértigo es un trastorno que habitualmente tiene origen en problemas del oído medio, y que la mayoría de las veces no es grave.

Suele presentarse en personas en las que no se identifican otros problemas de salud, pero que sufren una alteración en su sistema de equilibrio y de orientación en el espacio (vista, oído y articulaciones), o bien puede ser un síntoma de alguna enfermedad o causa subyacente.

"Vértigo" proviene del latín "vertere".
El vértigo; la sensación de que todo da vueltas.

Es un problema bastante frecuente, estimando que el 80 % de la población ha sufrido vértigo alguna vez en su vida, afectando a hombres y mujeres por igual. Resulta muy molesto e incapacitante, pudiendo mermar mucho la calidad de vida de la persona que lo sufre, obligando con frecuencia a permanecer en casa, faltado al trabajo e interrumpiendo las tareas cotidianas.


La edad no es relevante en su aparición. Se dan casos desde en niños hasta en ancianos, produciéndose con mayor frecuencia entre los 40 y 60 años. Los niños suelen sufrir crisis espontáneas muy breves que con los años se transforman en migrañas. Los ancianos presentan cuadros de vértigo multisensorial, que puede evolucionar hacia una inestabilidad crónica.

Si no lo tratamos, con el paso del tiempo puede producir un deterioro de la audición.


Síntomas generales

NO es un simple mareo, no hay que confundir los síntomas. En el mareo solo está la sensación de inesabilidad e inseguridad, alargándose esta sensación en el tiempo; pero no hay desplazamiento de objetos. También debemos diferenciarlo de otras afecciones que tienen síntomas en común, como el presíncope (sensación de estar flotando e ir a perder la conciencia) o el síncope (inestabilidad en la marcha, ansiedad y perdida de conocimiento).


El vértigo se distingue por tener un desarrollo agudo; de Inicio súbito y síntomas intensos, donde todo alrededor se balancea y gira bruscamente, y dependiendo de la causa puede durar desde unos segundos hasta horas.

Además de la sensación de estar todo girando o rotando, pueden acompañar al vértigo otros síntomas como los siguientes:

Nistagmo.
Nistagmo; movimiento incontrolado de los ojos.
  • Nistagmo; movimientos habitualmente involuntarios, rápidos y repetitivos de los ojos. Estos se mueven de lado a lado (de forma horizontal), hacia arriba y hacia abajo (vertical) o de forma circular (rotatoria).

  • Mareo, sudoración, náuseas y vómitos.

  • Taquicardia.

  • Acúfenos (zumbidos o pitidos en el oído).

  • Pérdida de audición en un oído.

  • Pérdida del equilibrio; que conlleva frecuentes caídas, aumentando el riesgo de fracturas.

  • Debilidad corporal.

Además, algunos tipos de vértigo menos frecuentes, pueden tener asociados síntomas como visión doble, parálisis facial, dificultades para hablar o debilidad en las extremidades.


Causas

En función de dónde se localiza su causa, el vértigo puede ser de dos tipos: periférico o central.


Vértigo periférico

Puede deberse a una alteración en las estructuras del oído interno (sistema vestibular) o en el nervio que conecta a este con el cerebro (nervio vestibular).

Oído interno.

El oído es uno de los órganos responsable del equilibrio y de la orientación espacial, concretamente el oído interno, que es donde se encuentran unas estructuras llamadas cóclea y canales semicirculares.

Para mantener el equilibrio, el cerebro necesita saber la posición de la cabeza respecto del cuerpo, y esta información la recibe de unas células pilosas, las cuales solo transmiten el impulso cuando movemos la cabeza, al ser estimuladas por un líquido llamado endolinfa, que baña los canales semicirculares ya mencionados. Cuando el vértigo se origina en el oído interno, es porque al quedarnos quietos después de un movimiento, el líquido que está en los canales semicirculares sigue moviéndose, llevando al cerebro a un conflicto ya que las células pilosas están transmitiendo el mensaje de seguir en movimiento.

Se trata del tipo más común de vértigo, pues según algunos autores comprende entre el 85 % y el 90 % de los casos.


Las causas más frecuentes del vértigo periférico son:

  • El trastorno llamado "vértigo posicional paroxístico benigno", que puede producir episodios breves cuando cambiamos postura. Por ejemplo, al acostarnos, al levantarnos de la cama o al inclinarnos.

  • Un trastorno del oído interno llamado "enfermedad de Ménière", que es la segunda causa más frecuente de vértigo periférico y consiste en un aumento de la presión sobre las membranas del oído interno.

  • La inflamación del nervio vestibular (neuritis vestibular).

  • Tumor benigno en el nervio vestíbulo cloquear (Neurinoma).

El vértigo periférico también puede aparecer como consecuencia del uso de determinados fármacos que son tóxicos para el oído, de un traumatismo craneoencefálico, de enfermedades que afecten al oído medio como otitis, cuerpos extraños o tapones de cera y otras como la meningitis.

Mareo
Mareo por aceleración; no es vértigo.

Finalmente, hay que tener en cuenta la existencia de falsos vértigos, como pueden ser los mareos por aceleración, el producido por el miedo a las alturas, lipotimias, etc.


Vértigo central

Se trata de vértigo central si el vértigo se debe a la alteración de los mecanismos neurológicos del sistema vestibular,

Al contrario que el periférico, este no está relacionado con los movimientos de la cabeza o con los cambios de postura, y sus síntomas suelen ser de menor intensidad.

Aparece de forma progresiva, sin que se produzcan alteraciones auditivas ni otros síntomas neurovegetativos (sudoración, taquicardia, bajada de la tensión arterial o náuseas).

La sensación de rotación se percibe con menor claridad y su duración puede oscilar desde unos días hasta meses o años.

Entre otras causas, el vértigo central puede estar provocado por una enfermedad cerebrovascular, algún tipo de migraña, enfermedades como la esclerosis múltiple o la epilepsia, infecciones del oído interno, traumatismos, la presencia de tumores en algunas áreas del cerebro, síndrome vertebrobasilar, alteraciones vasculares, trastornos de la articulación temporomandibular, etc.

En algunos casos, debido a mecanismos reflejos del organismo (como el reflejo vestíbulo-espinal), el cuerpo adopta una posición de protección que puede bloquear y restingir la columna cervical para evitar posiciones muy específicas que podrían desencadenar el vértigo.

Solo en escasas ocasiones el problema radica expresamente en las cervicales o en problemas de la visión, y en estos casos es frecuente la existencia de alteraciones de la marcha y la postura, con inestabilidad muy llamativa, visión doble, problemas para la deglución, cefalea intensa, etc.


Tratamientos osteopáticos

Ante un episodio de mareo o vértigo lo primero que se debe hacer es sentarse o tumbarse, ya que permanecer de pie es muy peligroso por el riesgo de caídas que conlleva. Después se debe fijar la mirada en un punto concreto o un objeto que no esté en movimiento.

Con estas dos medidas, los síntomas suelen remitir al cabo de un rato.

Riesgo de caídas al sufrir vértigo.

Toda persona con un primer episodio de vértigo intenso debería acudir a una urgencia hospitalaria para valoración y tratamiento, sobre todo si es de edad avanzada. Cualquier vértigo o mareo, por leve que sea, que se acompañe de problemas para hablar, hormigueos o pérdida de fuerza en alguna zona del cuerpo, debe también motivar el acudir a un servicio de urgencias.

Durante la fase más aguda de los episodios, y según el tipo de vértigo, existen fármacos que pueden ayudar a mitigar los síntomas.


En un primer momento, el osteópata derivará al médico, quien además de una historia clínica detenida, realizará una exploración neurológica, una valoración oftalmológica y una valoración auditiva. Estos datos permitirán diferenciar entre un vértigo de causa central o periférica.

En muchas ocasiones, sobre todo en personas mayores, es necesario realizar un TAC que descarte un ictus o una hemorragia cerebral.

El problema que aquí se presenta es que se termina recetando medicamentos, consiguiendo reducir los síntomas pero no el problema de origen.

Las medicinas deben ser utilizadas únicamente al inicio del vértigo y por un tiempo limitado, generalmente para tratar la neuritis vestibular y los episodios de vértigo de Ménière.

El tratamiento consiste en la administración de antihistamínicos, relajantes tipo valium o anticolinérgicos en parches (estos últimos solo para el mareo por viajes), siendo los medicamentos menos eficaces en los vértigos de causa central.


Ya con la historia clínica y las pruebas médicas pertinentes, el osteópata realizará un cuestionario pormenorizado (anamnesis), y además mediante la observación y la palpación se podrán saber que estructuras sufren bloqueo y se podrá conocer todos los detalles para realizar un diagnóstico preciso. A partir del diagnóstico se empezarán a trabajar las distintas disfunciones del cuerpo que pudieran existir y que puedan dar motivos a los vértigos.

Después de la sesión de osteopatía, el paciente puede acusar sensaciones “extrañas” durante las siguientes 48 horas, precisamente la sensación de vértigo, nauseas o incluso ligera aumentación del ritmo cardíaco.

Estas sensaciones son normales por todo el trabajo realizado ( sistema arterio-venoso, craneal, nervioso, visceral, o musculo-esquelético).


En el caso del tipo de vértigo más frecuente (vértigo postural paroxístico benigno), no ha de recurrirse a los medicamentos, ya que, como norma general, no resultan de utilidad. En su lugar, pueden ser muy beneficiosas para ayudar a mejorar los síntomas diferentes maniobras posturales realizadas por un especialista, que ayudan a reubicar las partículas en los canales semicirculares del oído interno, que son las que están en el origen este tipo de vértigo, al irritar las terminaciones nerviosas y provocar ese “caos” en el equilibrio.

En todo caso, la curación de este tipo de vértigo periférico suele ser espontánea. No obstante, y si la persona afectada no responde bien a los anteriores tratamientos, puede ser necesario recurrir a la cirugía.


La osteopatía sabe que los huesos del cráneo se mueven (muy poco), y deben poder hacerlo. El oído medio se encuentra dentro del hueso temporal (uno de los huesos del cráneo) y cuando este se encuentra bloqueado y no se puede mover, se acumula líquido que el organismo no puede drenar. En la mayoría de las ocasiones este bloqueo tiene su origen en la columna cervical y debemos saber que las arterias que pasan entre las vértebras cervicales llegan hasta el oído medio. Cuando estas vértebras no pueden moverse correctamente, la circulación sanguínea se altera produciendo falta de irrigación limitando la oxigenación del oído medio y del cerebro.

Así mismo, es importante liberar toda la musculatura implicada, incluyendo posibles bloqueos en los pies y en la ATM (Articulación Temporomandibular), por su importancia en el sistema propioceptivo-postural y el equilibrio.


En osteopatía, siempre que no existan contraindicaciones, aplicando las maniobras adecuadas a cada paciente se estimulan los mecanismos internos para restaurar la irrigación, consiguiendo el equilibrio y la función correcta.

Una vez corregida la disfunción, el organismo desarrolla la autocuración, consiguiendo en la mayoría de los casos que los vértigos desaparezcan completamente.


También es importante conseguir una buena higiene postural, a través de ejercicios previamente pautados si fuera necesario.


Espero que esta información os sea útil.

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