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Sin vesícula biliar. Consejos para vivir sin vesícula.

¿Qué es la vesícula biliar?

La vesícula biliar es un pequeño órgano con forma de pera que se encuentra ubicado justo debajo del hígado, en la parte superior derecha del abdomen. Imagina una pequeña bolsa cuya misión es almacenar un líquido muy importante para nuestro cuerpo; la bilis. La bilis es un líquido de color verde amarillento que produce el hígado y que contiene sustancias químicas especiales que ayudan a descomponer las grasas que comemos. Cuando ingerimos alimentos con alto contenido de grasa, nuestro cuerpo envía señales a la vesícula biliar, y en respuesta a estas señales, la vesícula se contrae liberando la bilis a través de unos conductos hacia el intestino delgado. Una vez allí, la bilis se mezcla con los alimentos y ayuda a descomponer las grasas en partículas más pequeñas que nuestro cuerpo puede absorber.

Situación de la vesícula biliar.
Localización de la vesícula biliar.

Como vemos, la bilis desempeña un papel fundamental en la digestión de las grasas. Sin ella, nuestro cuerpo tendría dificultades para absorber las vitaminas liposolubles (A, D, E y K), que son esenciales para muchas funciones corporales, como la visión, la salud ósea y el sistema inmunológico.


Si la vesícula biliar no funciona correctamente, pueden formarse cálculos biliares, que son pequeños depósitos duros que se forman a partir de los componentes de la bilis. Estos cálculos pueden causar dolor intenso, náuseas, vómitos, inflamación (colecistitis) y pueden llegar a bloquear los conductos biliares, por lo cual puede requerirse cirugía para ser extirpados. Afortunadamente, la mayoría de las personas pueden vivir una vida normal y saludable sin vesícula biliar. Otras razones para la extirpación pueden incluir infecciones crónicas de la vesícula o pólipos.

Consecuencias de la colecistectomía. Sin vesícula biliar.

La extirpación de la vesícula biliar, aunque puede parecer drástica, no suele afectar significativamente la calidad de vida. Es un procedimiento seguro y efectivo para tratar los cálculos biliares (colelitiasis) y la inflamación de la vesícula (colecistitis). Sin embargo, es importante estar al tanto de las posibles consecuencias y consideraciones postoperatorias. Siguiendo las recomendaciones del cirujano y realizando cambios en el estilo de vida, la mayoría de las personas pueden recuperarse por completo y llevar una vida saludable después de la cirugía.


Cambios en la Digestión

Una urgencia...
Se puede producir una urgencia... diarrea.
  • Diarrea: La vesícula biliar almacena bilis, que ayuda a digerir las grasas. Después de la colecistectomía, la bilis fluye directamente del hígado al intestino delgado de forma más continua, lo que puede provocar diarrea en algunas personas. Este síntoma suele ser temporal y puede controlarse con cambios en la dieta, como reducir la ingesta de grasas.


  • Intolerancia a las grasas: Algunas personas pueden experimentar dificultad para digerir comidas grasas, lo que puede causar malestar abdominal, hinchazón y gases. Lo aconsejable es una dieta baja en grasas después de la cirugía, aumentando gradualmente la ingesta de grasas a medida que el cuerpo se adapta.


Síndrome Postcolecistectomía


Un pequeño porcentaje de personas puede desarrollar el síndrome postcolecistectomía, caracterizado por síntomas similares a los de los cálculos biliares, como dolor abdominal, indigestión y náuseas. Este síndrome puede ser causado por diversos factores, como cálculos retenidos en el conducto biliar común o disfunción del esfínter de Oddi.


Complicaciones Potenciales


  • Lesión del conducto biliar: Aunque es poco común, existe el riesgo de lesión del conducto biliar durante la cirugía, lo que puede requerir procedimientos adicionales para su reparación.


  • Infección: Como con cualquier cirugía, existe el riesgo de infección en el sitio de la incisión.


  • Sangrado: Aunque raro, puede ocurrir sangrado durante o después de la cirugía.


Consideraciones postoperatorias

Comiendo sano
Elimina las grasas en lo posible.
  • Recuperación: La mayoría de las personas pueden regresar a sus actividades normales en una o dos semanas después de la colecistectomía laparoscópica. Se recomienda evitar levantar objetos pesados y realizar actividades extenuantes durante las primeras semanas.


  • Dieta: Lo mejor es una dieta baja en grasas durante las primeras semanas después de la cirugía, aumentando gradualmente la ingesta de grasas a medida que el cuerpo se adapta. Es importante mantenerse hidratado y consumir alimentos ricos en fibra para prevenir el estreñimiento.

 

Adaptación del cuerpo: ¿cómo funciona la digestión sin vesícula?

Cuando se extirpa la vesícula, el hígado continúa produciendo bilis, pero esta fluye directamente al intestino delgado en lugar de almacenarse. Aunque la digestión puede ser un poco más lenta y los síntomas mencionados anteriormente pueden aparecer, la mayoría de las personas se adaptan bien a estos cambios con el tiempo.


Consejos para vivir sin vesícula: alimentación, estilo de vida.

Alimentación

Aquí se muestran algunos consejos para vivir sin vesícula.


Fase inicial (primeras semanas)


  • Enfoque en alimentos suaves y bajos en grasa: Al principio conviene minimizar la carga sobre el sistema digestivo mientras se adapta a la ausencia de la vesícula biliar. Hay que priorizar alimentos como:

    • Carnes magras (pollo sin piel, pavo, pescado blanco) cocidas al vapor, a la plancha o al horno.

    • Vegetales cocidos (zanahorias, calabacín, calabaza, espinacas).

    • Frutas blandas y sin piel (manzanas cocidas, plátanos, peras).

    • Cereales refinados (arroz blanco, pan blanco tostado).

    • Productos lácteos bajos en grasa o desnatados.


  • Evitar alimentos altos en grasa: Las grasas saturadas y trans son especialmente difíciles de digerir. Por lo que deberíamos eliminar:

    • Frituras.

    • Carnes grasas (tocino, salchichas, embutidos).

    • Productos lácteos enteros.

    • Comida rápida y alimentos procesados.


  • Evitar alimentos irritantes: Algunos alimentos pueden empeorar los síntomas, evitar:

    • Café.

    • Alcohol.

    • Alimentos picantes.

    • Refrescos carbonatados.


  • Control de la fibra: Si bien la fibra es esencial para la salud digestiva, un exceso puede causar gases y diarrea en esta fase. Conviene optar por fuentes de fibra soluble (avena, manzanas sin piel) en cantidades moderadas.


  • Hidratación: Beber abundante agua para facilitar la digestión y prevenir el estreñimiento. Incluir caldos claros y infusiones herbales.


  • Pequeñas y frecuentes comidas: En lugar de tres comidas grandes, consumir porciones más pequeñas cada 2-3 horas. Esto reduce la demanda de bilis en un solo momento y facilita la digestión.


  • Masticar bien los alimentos: Esto facilita la digestión y reduce la sensación de pesadez.

 

Fase de transición (semanas posteriores)


  • Reintroducción gradual de grasas saludables: A medida que la tolerancia mejora, incorporar grasas saludables en pequeñas cantidades. Se recomienda:

    • Aguacate.

    • Aceite de oliva virgen extra.

    • Frutos secos (con moderación).


  • Aumento de la fibra: Incrementar gradualmente la ingesta de fibra insoluble (cereales integrales, verduras crudas). Esto ayuda a regular el tránsito intestinal.


  • Monitoreo de la tolerancia: Prestar atención a cómo reacciona el cuerpo a diferentes alimentos. Si se experimentan síntomas como diarrea o dolor abdominal, reducir la ingesta de grasas o fibra.

 

Recomendaciones a largo plazo


  • Dieta equilibrada y variada: Una vez que la digestión se ha estabilizado, seguir una dieta saludable y equilibrada incluyendo variedad de frutas, verduras, proteínas magras y cereales integrales.


  • Control de las grasas: Aunque la tolerancia a las grasas mejora, es recomendable limitar las grasas saturadas y trans (si se eliminan del todo mejor). Optar por grasas saludables en moderación.


  • Hidratación continua: Mantener una hidratación adecuada a lo largo del día.


  • Atención a las intolerancias: Algunas personas pueden desarrollar intolerancia a ciertos alimentos después de la colecistectomía, siendo estas intolerancias temporales o persistentes. Es crucial no eliminar grupos de alimentos esenciales sin la orientación de un profesional. La paciencia y la observación son clave para una adaptación exitosa. Es interesante llevar un un registro de los alimentos consumidos y los síntomas experimentados.

   

Estilo de vida:

Cambio de hábitos
No comas antes de ir a la cama... ni en la cama.
  • Hidratación: Beber abundante agua a lo largo del día para ayudar a la digestión.


  • Ejercicio: La actividad física regular puede mejorar la digestión y el bienestar general.


  • Manejo del estrés: El estrés puede afectar la digestión, por lo que practicar técnicas de relajación como la meditación o el yoga puede ser beneficioso.


  • Evitar comer justo antes de acostarse: Esto puede causar acidez estomacal.


La osteopatía y las molestias digestivas tras la colecistectomía

Desde el punto de vista osteopático, la extirpación de la vesícula biliar puede generar restricciones de la movilidad visceral, ya que la cirugía puede causar adherencias y cicatrices internas, limitando la movilidad de los órganos adyacentes, como el hígado, el duodeno y el colon. Estas restricciones pueden afectar la función digestiva y causar dolor abdominal. También es común la disfunción del sistema neuromusculoesquelético porque el dolor postoperatorio y la inmovilidad pueden generar tensiones en la musculatura abdominal y torácica, afectando la postura y la biomecánica. Además puede haber disfunción del nervio vago, que participa en la función digestiva, junto con alteraciones del flujo sanguíneo y linfático, dificultando del drenaje de fluidos en la región abdominal, lo que puede contribuir a la inflamación y el malestar.

Aunque la vesícula no pueda regenerarse, la osteopatía, a través de técnicas manuales suaves, puede ser un complemento valioso en el manejo de las molestias digestivas que a menudo surgen tras la extirpación de la vesícula biliar. Lógicamente los resultados pueden variar de una persona a otra y dependerán de diversos factores, como el tiempo transcurrido desde la cirugía y la presencia de otras condiciones médicas.


Técnicas osteopáticas aplicadas

Técnica osteopática
Osteopatía visceral
  • Mejora de la movilidad visceral: A través de manipulaciones suaves, el osteópata puede mejorar la movilidad de los órganos digestivos como el estómago, el intestino delgado y el colon, optimizando su funcionamiento y facilitando la digestión.


  • Tratamiento de adherencias: En algunos casos, pueden formarse adherencias (tejido cicatricial) después de la cirugía, lo que puede limitar la movilidad de los órganos. El osteópata puede trabajar para liberar estas adherencias y mejorar la función digestiva aplicando técnicas de liberación miofascial para liberar tensiones en la musculatura abdominal y torácica, mejorando la postura y aliviando el dolor. Se trabaja la fascia, que es el tejido conectivo que envuelve músculos y órganos, ayudando a que recuperen su movilidad.


  •  Liberación de tensiones musculares: La cirugía y los cambios en los hábitos alimenticios pueden generar tensiones musculares en el abdomen que dificultan la digestión. El osteópata puede liberar estas tensiones, favoreciendo una mejor movilidad de los órganos internos.


  • Equilibrio del sistema nervioso: El sistema nervioso influye en la digestión. La osteopatía puede ayudar a regular el sistema nervioso autónomo, mejorando la respuesta del cuerpo a la comida y reduciendo síntomas como la hinchazón o los espasmos.


  • Técnicas de movilización articular: Se utilizan para mejorar la movilidad de la columna vertebral y la caja torácica, facilitando la respiración y la función diafragmática.


  • Técnicas de estimulación del sistema nervioso: Se pueden aplicar técnicas suaves para estimular el nervio vago, mejorando la función digestiva y reduciendo la inflamación.

 

Como se puede comprobar, los beneficios de la osteopatía post-colecistectomía son muchos y variados. Los podemos resumir así:


  • Alivio del dolor abdominal y la incomodidad.

  • Mejora de la función digestiva y reducción de la diarrea.

  • Restauración de la movilidad visceral y musculoesquelética.

  • Reducción de la inflamación y mejora del drenaje linfático.

  • Mejora de la postura y la biomecánica.

  • Aceleración de la recuperación y mejora de la calidad de vida.


Espero que esta información os sea útil.

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